Testamento
de Amor que la Divina Voluntad hace a las Criaturas. (20/06/1938)
“Hija mía, la creación del hombre fue el centro
donde nuestra Divinidad concentraba todos los bienes que debían surgir en la
criatura, poníamos en ella Vida Divina y Voluntad Divina, vida humana y
voluntad humana; la vida humana debía servirnos de habitación, y las dos
Voluntades fundidas juntas debían hacer vida en común, con sumo acuerdo, más
bien la voluntad humana debía tomar de la nuestra para formar sus actos, y la
nuestra debía estar en acto continuo de dar de lo suyo para hacer que la
voluntad humana quedase modelada y toda uniformada en la Divina Voluntad. Ahora, no hay vida, tanto humana, espiritual
y Divina, que no tenga necesidad de alimento para crecer, para fortalecerse,
embellecerse y felicitarse. Nosotros
poníamos nuestra Vida Divina en el hombre porque era incapaz de recibir toda la
plenitud de nuestro Ser Divino, pusimos en él cuanto podía contener de nuestra
Vida, dándole libertad de hacerla crecer cuanto más pudiera y quisiera, pero
nuestra Vida en el hombre, para crecer, tenía necesidad de alimento, he aquí la
necesidad de poner en él una Voluntad Divina, nuestra Vida Divina no se habría
adaptado a alimentos de voluntad humana. ” (Luisa, 29-31-2)